sábado, 5 de junio de 2010

El Paraíso Pérdido


Frente al orgulloso, y - angustiado - intelectual que
es Oliveira, la Maga es simple y naturalmente vida,
algo no razonable: A Oliveira lo fascinaban las
sinrazones de la Maga, su tranquilo desprecio por
los cálculos más elementales.

La Maga es absolutamente perfecta en su manera
de denunciar la falsa perfección de los demás.

Cuando Horacio, en un momento feliz, logra ver algo,
descubre, a la vez, que la Maga ya lo está viviendo:
Hay ríos metafísicos, ella los nada como esa golondrina
está nadando en el aire, girando alucinada en torno al
campanario, dejándose caer para levantarse mejor con
el impulso. Yo describo y defino y deseo esos ríos, ella
los nada.
Y no lo sabe, igualita a la golondrina.

La conclusión es, sencillamente, una petición de ayuda
y amor, una oración: Ah, déjame entrar, déjame ver
algún día como ven tus ojos.

1 comentario:

  1. me encanta
    me alegra mucho que estés conociéndoles; yo les echaba de menos...

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