miércoles, 9 de junio de 2010

Amor sin amor


No estábamos enamorados,
hacíamos el amor con un virtuosismo
desapegado y crítico, pero después
caíamos en silencios terribles y la
espuma de los vasos de cerveza
se iba poniendo como estopa,
se entibiaba y contraía mientras nos
mirábamos y sentíamos que eso era
el tiempo.

Más de una vez la vi admirar su cuerpo
en el espejo, tomarse los senos con las
manos como las estatuillas sirias y
pasarse los ojos por la piel en una lenta
caricia.

Nunca pude resistir el deseo de llamarla
a mi lado, sentirla caer poco a poco
sobre mí, desdoblarse otra vez después
de haber estado por un momento tan sola
y tan enamorada frente a la eternidad de su cuepo.

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