jueves, 27 de enero de 2011

Cartas que nunca se envian

Investigo en mi alma y algunas respuestas
sólo podré encontrarlas en una mirada.
Una mirada tuya creando sonrisa dilatada
al leer mis palabras de principiante.

Recuerdo para este poema como nuestros pasos
se acercaron de direcciones distantes.
Cómo nuestros besos acercaron palabras de aves tiernas
en el vuelo bullicioso a nuestros sentidos.
Nuestras mejillas disfrutaron con el aire fresco de la playa.

Solo para recordarme que nuestro viaje de la vida
solo puede ser para dos.
El canto del aire hizo palpitar mis sueños y
soñé cada nota en la melodía del destino.

Quiero que te olvides de los días que pasaron que fueron tristes.
Si mi corazón te ayuda siempre a sonreír, estaré feliz.

El pasado ya no existe y el consejo del tiempo
es que vivamos de acuerdo a lo que nos dicta el corazón.

Te contare un secreto pero quisiera
que estés dispuesta a jurar su cumplimiento.
Que nos alentará a madurar del capullo en que dormimos abrigados.

Un secreto que nos despertará a la verdadera inocencia del alma.
Si prometes que al leer estas líneas sonreirás entonces
estarás preparada para el secreto.

Pero antes de contarte el secreto promete que lo cumpliremos juntos. Tus sueños y tu afán de cariño serán testigos del secreto que yo te ofrezco ahora.

Bien el secreto es el siguiente:

“Si el ser humano cambia, cambia el mundo.

Si estás dispuesta a mirar diferente y
mejor, el mundo será diferente y mejor”.

Gracias por leer estas palabras.
Confío en ti, porque nuestros paseos han marcado
en mi el sello de uno de una nueva vida, un nuevo rumbo.

Unas experiencias que solo el corazón sabe bendecir,
tus miradas, tus besos, hacen de este amor,
el amor más espiritual que nuestras almas buscaban,
el verdadero camino de las sonrisas enamoradas
es el juntar los labios para tener besos
desde el sin fin de los corazones.

Y mi sonrisa enamorada solo espera tu sonrisa. Anhela tu alma.
Quisiera gritar aunque parezca cosa de niños y
de travesuras infantiles que este pequeño corazón
que late cuando escribe, siente cada minuto,
cada segundo de nuestras salidas por el sendero del amor.

Si miramos juntos la luz inocente del futuro
nos dilatará las pupilas y nos mostrarán mascotas como peluches de un cariño.

Este cariño que se atraviesa en nuestros saludos
es como el dibujo de un artista que se esmera
es como el canto de un ave que dulcemente sueña.

La inocencia de nuestras conversaciones me ha hecho sentir que los humanos
merecemos la compañía de almas amigas y tú eres mi alma amiga.

Si me pides que te regale una rosa mejor dibujare una
para que se quede para siempre y
puedas colgarlo en algún rincón de tu corazón noble.

Si me pides que me enamore de ti mejor guarda esas palabras
porque ya me enamoré de ti.

Si me pides que te de un beso
te daré uno como cuando dos niños
entrelazan sus inocencias para jugar.
Que ¿cómo es eso? No importa amor sonó bonito
Gracias por sonreír cuando lees esto.

Si me pides que te deje te daré mil poemas como éste.
Si me pides que nunca te deje negociaré con el destino.

Pero sólo de una cosa puedo estar seguro
que no sé que pasara mañana, que el pasado ya fue y
que lo único que existe es este instante en que lees que te quiero.

Y aunque ese instante en que leíste ya no existe
quiero que sepas que estoy seguro que en este presente te quiero.
En este presente te quiero.
Y te quiero como cuando un niño quiere de regalo un sueño.

Te quiero como cuando un beso busca dos labios encantados,
te quiero como cuando tú y yo buscamos el cielo.
Cuando dos ángeles jóvenes sonríen en el balcón de los sueños.

Recuerda el secreto revelado en una carta.


© Carlos de la Rosa Vidal

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