jueves, 27 de mayo de 2010

Dame la mano y se fuerte


Dame la mano, amor, que no podemos

descansar todavía.

Tendrás que recorrer conmigo el tiempo;

mira cuánta distancia hasta la nieve,

cuántos copos de tierra

para olvidar los ojos del pasado

y encontrar el mañana

con un beso en la boca.



Ya sé que estás herida;

que te fatiga

atravesar la noche
                               
y tienes miedo

de que, al final,

nos aguarde tan sólo la tristeza.



Ya sé que te rendiste

muchas veces al sol que deshidrata
todos los corazones;

pero yo te he salvado

trayendo un fresco arroyo hasta tus venas.



Si no puedes con todo

te llevaré en los brazos.


Has visto que soy fuerte

y que puedo arrasar todo el abismo.



Mataré los jaguares si se atreven

a acercarse a nosotros.


Antes de que emprendiéramos el viaje

cogí todas las armas

que tú me regalaste

y me mentalicé para la lucha.



Puedo con el desdén de las anémonas,

con la desilusión

de todos los reptiles,

con la envidia mortal del aguacero.

Apóyate en mi hombro.

A mí nada me agota,

ni siquiera la lluvia.

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