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El remordimiento, y en ello coinciden todos los
moralistas, es un sentimiento sumamente
indeseable.
Si has obrado mal, arrepiéntete, enmienda tus
yerros en los posible y esfuérzate por comportarte
mejor la próxima vez.
Pero en ningún caso debes llevar a cabo una
morosa meditación sobre tus fatlas.
Revolcarse en el fango no es la mejor manera
de limpiarse.
© Un mundo feliz - Aldous Huxley
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