El viento alza los vestigios
pintando el aire de color quimera.
El tiempo, na Praça do Comercio,
es un espejo embajador de ausencias,
de silencios, de utopías rotas
sabor vino de Oporto.
Aquí, solo, frío, sentado en la terraza
de este bar sin memoria,
olfateo la vida que reside
en la voz de las esquinas adoquinadas,
ejerzo mi vocación de miserable voyeur
agotando su stock de decepciones,
soy ese mísero mercader de nostalgias
aguardando un último bis a bis
con el olvido más crudo.
Aquí, solo, frío, sentado en la terraza
de este bar sin nombre,
marchita el tiempo en cada abismo,
mudo mi piel de erizo,
mimetizo con el trinar de los tranvías,
pago la cuenta pendiente que tengo
con los versos de Pessoa.
© Daniel Ramos
Grande Lisboa, Pessoa se merece eso y más!
ResponderEliminarEnhorabuena por tu blog
AML