Es horrible prepotencia
el creerse lo mejor.
Pues en la vida y conciencia,
en poesía y amor
nunca hay nadie superior,
y la humildad, si señor,
es la madre de la ciencia.
Creer tener la verdad
es un pecado extendido.
Desde la altura y "Deidad"
miramos al oprimido
y lo damos por perdido.
Nos reímos del hundido
mostrando falsa piedad.
Es, la humana estupidez,
como un "virus" arraigado,
que no cura la vejez.
El que lo tiene ha enfermado
y nunca será curado,
pués no cree que haya errado.
"Tamaña desfachatez."
Y damos por bien servido
que, leña que nos calienta,
es leña de árbol caído.
© Manuel Sal Menéndez
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