jueves, 22 de julio de 2010

Se feliz


Se feliz aunque esté la pena,
que en tu sonrisa se ahogan,
las lagrimas que se marchan,
en tus gestos de alegría.

Un suspiro profundo,
una mirada a lo lejos,
a un distante punto,
y un feliz recuerdo.

El recuerdo sea,
al menos una tenue sonrisa,
traviesa o pasajera,
en una cara amiga.

Sé feliz aunque esté la pena,
que en tu sonrisa se ahoga.

Una alegría, en su brillar,
intenta cada día, en tu andar.

© Javier R. Cinacchi

lunes, 19 de julio de 2010

Amsterdam


Esta noche te cruzan
verdes, rojas, azules, rapidísimas
luces extrañas por los ojos.

¿Será tu alma?
¿Son luces de tu alma, si te miro?
Letras son, nombres claros
al revés, en tus ojos.

Son nombres: Universum,
se iluminan, se apagan, con latidos
de luz de corazón. Universum.

Miro; ya sé; ya leo:
Universum cinema, ocho cilindros,
saldo de blanco junto a las estrellas.

Te quiero así inocente, toda ajena,
palpitante
en lo que está fuera de ti, tus ojos
proclamando las vívidas
verdades de colores de la noche.

Las compraremos todas
cuando se abran las tiendas, ahora mismo
-Universum cinema-, cuando bese
las luces de tu alma, sí, las luces,
anuncios luminosos de la vida
en la noche, en tus ojos.



© Pedro Salinas

martes, 13 de julio de 2010

La felicidad


Un cielo azul de estrellas
brillando en la inmensidad;

un pájaro enamorado
cantando en el florestal;

por ambiente los aromas
del jardín y el azahar;

junto a nosotros el agua
brotando del manantial
nuestros corazones cerca,
nuestros labios mucho más,
tú levantándote al cielo
y yo siguiéndote allá,
ese es el amor mi vida,
¡Esa es la felicidad!…

Cruza con las mismas alas
los mundos de lo ideal;

apurar todos los goces,
y todo el bien apurar;

de lo sueños y la dicha
volver a la realidad,
despertando entre las flores
de un césped primaveral;

los dos mirándonos mucho,
los dos besándonos más,
ese es el amor, mi vida,
¡Esa es la felicidad…!

© Manuel Acuña

viernes, 9 de julio de 2010

Dame vida


Dame tu tiempo libre; dame tiempo,
vida y ganas; dame tu buen humor;
dame tu confianza para intentar
darte lo que anhelas.

Dame cuerda para girar y dame hilo,
que ser libre es bueno para ser uno mismo...
y hasta mejor. Dame tus labios y
visado para traspasar la frontera de tus dientes;

saborear la maquinaria suave con
que articulas tus palabras, y las mejores de ellas.

Ábreme el camino a tus entrañas y
valla el acceso a tus pensamientos,
que quiero seguir siempre pendiente de misterios,
y un lugar que conquistar.

Dame el estar entre tus brazos,
y como lo quiero todo, entre tus piernas,
que aunque no sea todo, es una buena manera de empezar,
o de creer que se tiene todo.

Dame sueños, siestas, desvelos sudorosos y agitados;
dame guiños, claves y el mapa de un
sendero que nadie más conozca,
para poder perdernos juntos y desear no ser rescatados.

Dame todo lo bueno, que ya me ocuparé yo,
de que no tengas otra cosa.

© Rodrigo D. Granados

martes, 6 de julio de 2010

Dormir


Era cierto que Traveler dormía poco,
en mitad de la noche suspiraba como
si tuviera un peso sobre el pecho
y se abrazaba a Talita que lo recibía
sin hablar, apretándose contra él
para que la sintiera profundamente cerca.

En la oscuridad se besaban en la nariz,
en la boca, sobre los ojos, y Traveler
acariciaba la mejilla de Talita con una
mano que salía de entre las sábanas y
volvía a esconderse como si hiciera
mucho frío, aunque los dos estaban sudando;

después Traveler murmuraba cuatro o
cinco cifras, vieja costumbre para volver
a dormirse, y talita lo sentía aflojar
los brazos, respirar hondo, aquietarse.

De día andaba contento y silbaba tangos
mientras cebaba mate o leía, pero Talita
no podía cocinar sin que él se apareciera
cuatro o cinco veces con pretextos
diversos y hablara de cualquier cosa.

Pero era cierto que Traveler dormía mal,
Talita se lo repetía retóricamente mientras
lo miraba afeitarse iluminado por el
sol de la mañana.

Una pasada, otra, Traveler en camiseta
y pantalón de pijama silbaba prolongadamente
La gayola y después proclamaba a gritos:

<<¡Música, melancólico alimento para los que vivimos de amor!>>

© Julio Cortazar - Rayuela Capitulo 44